La vitamina D ocupa un lugar especial entre las vitaminas, ya que se suministra a través de la nutrición y también la forma el ser humano a través de la exposición al sol. La vitamina D pertenece al grupo de las vitaminas liposolubles y está significativamente involucrada en diversas funciones del organismo.
El cuerpo cubre el 80% de sus necesidades de vitamina D, con la ayuda del sol. Con suficiente exposición a la luz ultravioleta, la piel produce suficiente vitamina D para satisfacer las necesidades del cuerpo. La cantidad de vitamina D que el cuerpo puede producir depende de numerosos factores, por ejemplo, dónde vive y la posición del sol, su edad, su estilo de vida y, por último, pero no menos importante, su tipo de piel. Cualquiera que pase mucho tiempo al aire libre en cualquier época del año y siga una dieta equilibrada puede contar con un suministro adecuado de vitamina D. Sin embargo, tanto los niños como los adultos pasan mucho tiempo en el interior estos días. Debido a estos cambios en las condiciones de vida, el cuerpo a menudo no tiene la oportunidad de producir suficiente vitamina D.

El cuerpo recibe el 20% restante a través de la nutrición. Sin embargo, son excepciones los alimentos con un alto contenido de vitamina D. La mayor concentración se encuentra en los pescados grasos, como el salmón o el arenque, pero también en los huevos y la leche. Por lo tanto, la ingesta a través de la nutrición, especialmente con un estilo de vida vegetariano o vegano, lamentablemente no siempre es suficiente. Además, la capacidad de la piel para producir vitamina D disminuye significativamente con la edad. Si, además, se pasa menos tiempo al aire libre en la vejez y, por lo tanto, se restringen los rayos del sol sobre la piel, la formación de vitamina D del propio cuerpo también disminuye.

Especialmente en los meses de invierno, a menudo es necesario ayudar al cuerpo con vitamina D adicional en forma de suplemento dietético.

Vitamina D